Saturday, March 26, 2011

Taller de Emociones_Priscila Castaño/Sonia Cuadardo


El día no acompañaba nada para realizar este tipo de contactos con los materiales urbanos, pero de todas formas fue una experiencia nueva.





Priscila:Taller de emociones. ¿Involucrarse con los espacios urbanos o llamar la atención?, no lo veo claro pero el árbol me llama y ahí me planto yo (nunca mejor dicho).
Soy un peso muerto en una estructura de hierro, solo siento eso, que peso mucho y bueno, que estoy muy incómoda….
Tengo la cabeza mirando al suelo para que la gente que pasa no vea que me muero de la vergüenza, prefiero que piensen que soy idiota. No siento nada más. Ya no quiero ser más un árbol, a por la próxima experiencia.


Sonia: La posición que había tomado Priscila, para mimetizarse con el árbol, parecía incomodísima.

Todos los hombre que pasaron por la calle le miraban y le decían alguna de esas cosas tan ingeniosas que sueltan de repente.

Fue muy gracioso ver a Priscila allí colgada siendo uno con la estructura que sostenía el árbol.


Sonia: Qué vergüenza. El buzón estaba frió, mojado y resbaladizo. La posición adoptada hacia que para poder rodear el buzón con mí cuerpo tuviese que “espatarrarme” en medio de Gran Vía, escurriéndome poco a poco hacia el suelo.

El tacto resbaladizo, húmedo, frio… el esfuerzo por mantener la posición y la gente que se reía al verme hicieron que la experiencia adquirida tomase un aire cómico.

Priscila:Gran Vía. ¿Puede haber en Madrid un sitio más concurrido que este?.

En esta ocasión es el buzón el que llama a Sonia. Pienso: “¿Cómo podrá abrazar así el buzón sin caerse?, un día que no haya nadie lo tengo que probar seguro que yo me caigo”.

Sonia parece que está cómoda, tiene la cara de felicidad como si ese buzón fuera la almohada de su cama. Y vuelvo a pensar, “¿Cómo lo hará?”.
La gente mira con cara de no entender y no me extraña yo les miro con cara de yo no la conozco...
No sé si sentirá bochorno pero no lo parece.


Sonia: Pre-estreno de película en Gran Vía, grupo de "fans" o curiosos agolpados para tratar de ver algún famoso que les hiciese sentirse importantes durante unos días, y yo subida en un árbol con los ojos cerrados y acariciando sus hojas y so tronco. Tacto cálido, piel rugosa, firme y dura, los ojos apretados con mucha fuerza e intento de expresión hierática y de disfrute…Que vergüenza. Y para culminar el acto bronca de una señora que me dijo: “¿Te parece bien lo que estás haciendo? Ir por ahí rompiendo arboles…” o algo parecido…Creo que la vergüenza empaña demasiado el recuerdo puro.

Priscila:Gran Vía. Estreno de una película. “Madre mía… miralá… ahí va la tía... Sonia se abraza al árbol pero antes se ha tenido que pelear con la gente para poder llegar a él porque está todo abarrotado. Me recuerda a un koala enganchado a un eucalipto pero no, es Sonia abrazada a un arbolito.

Todo el mundo mira. No entienden y no me extraña. Una señora con cara de rancia empieza a darle voces. Sonia le dice que es un proyecto de clase y ella vuelve a mirarla como diciendo: si, si, de clase, ahora le quiere echar la culpa a la profesora…
Creo que hoy es su día, cualquier otro no hubiera sido capaz de hacerlo.
Se baja… y me dice: vámonos, vámonos que me muero de la vergüenza!!!

Priscila:Seguimos en Gran Vía. Llueve y me lo quiero quitar ya de encima. Venga aquí mismo. Me coloco pero Sonia no está preparada.
Está mojado y me da miedo perder el equilibrio y caer hacia los coches.
Vuelvo a mirar hacia abajo para no ver a la gente que mira.

Sonia: Tenía que estar pasando un frío terrible al sentir entre sus piernas el tacto del metal frio y húmedo,…pobrecita.

Con lo vergonzosa que es para este tipo de cosas, se que lo estaba pasando fatal, allí tumbada en medio de Gran Vía, dejando su peso muerto sobre la helada barandilla.

No llamó mucho la atención esta acción, creo que la gente pensaba: “¡Esta juventud de ahora…!”


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